CENTROS SUPERIORES; GNOSIS I, BORIS MOURAVIEFF

“[...]Tenemos en nosotros otros centros, superiores, independientes del cuerpo físico y de la Personalidad. Juntos, esos centros superiores representan nuestra Alma, la que en lenguaje corriente tratamos en tercera persona. La presencia de esos centros en nuestro fuero interno y los raros mensajes imparciales y objetivos que captamos por su intermedio nos dan esa impresión del Yo real que hemos concebido bajo el aspecto de un Juez que reside en su palacio. Pero veremos enseguida que ese no es el único aspecto del Yo real.
“En el hombre exterior los centros inferiores no están íntegramente desarro­llados en tanto que los centros superiores son perfectos y trabajan a pleno rendimiento, pero tal como somos no captamos más que una ínfima parte de sus mensajes. La causa de esto reside en el hecho de que el hombre se afirma a sí mismo en tanto Personalidad. Esta ilusión tiene efectos inmediatos: el orgullo, el egocentrismo y el egoísmo. Ellos forman una especie de pantalla que sólo deja pasar los mensajes más elementales provenientes de los centros superiores, cuyas emisiones continúan no obstante sin cesar: golpean a la puerta. Pero a nosotros nos corresponde escuchar la voz y abrir.”
“Toda clase de consideraciones dictadas por el saber y la vanidad mundanos, la práctica habitual de la mentira —sobre todo a sí mismo— y la hipocresía —de la que nadie está del todo exento— imprimen al centro emotivo una peligrosa deformación. Alcanzado a menudo por un sentimiento de inferioridad y por su consecuente necesidad de compensación, habituado a criticar, a juzgar a todo el mundo y a todas las cosas, librado a la extraña voluptuosidad de las emociones negativas, este centro llega a tornarse irreconocible. Degenera hasta el punto de convertirse en el instrumento de destrucción de nuestro ser, al cual precipita hacia el envejecimiento y la muerte.”
“Los dos centros superiores trabajan a un ritmo mucho más rápido que los centros inferiores. De éstos —ya lo hemos dicho— el más lento es el centro intelectual. El centro motor es considerablemente más rápido. Pero el más rápido debería ser el centro emotivo, si no se encontrara en nosotros en el estado de desarreglo que acabamos de mencionar. Trabaja entonces en ralentí, al mismo ritmo que el centro motor.”
“La Tradición los llama a veces los ojos del Alma. San Isaac el Sirio dice: Mientras los dos ojos del cuerpo ven las cosas de una manera idéntica, los ojos del Alma las ven de diferente modo: uno contempla la verdad en imágenes yen símbolos, el otro cara a cara.” En otros términos, los mensajes captados por el centro emotivo superior pueden ser traducidos en representaciones o en el lenguaje humano, pero únicamente bajo la forma de imágenes y de símbolos.[...] En cuanto al centro intelectual superior, los mensajes captados por él son de naturaleza trascendente y, como tales, no pueden de ninguna manera ser traducidos al lenguaje humano. [...] debemos por lo tanto aplicarnos a estimular en nosotros el crecimiento de la Personalidad, a equilibrar y ordenar en nosotros el trabajo de nuestros tres centros. Al practicar asiduamente la introspección, debemos esforzarnos por distinguir en nosotros el trabajo de cada uno de esos centros [...] mediante ejercicios apropiados, alcanzamos a desarrollar por completo y a equilibrar perfectamente nuestros centros inferiores, podremos establecer un lazo permanente con nuestros centros superiores. Este vínculo se establece gradualmente a partir del centro emotivo inferior.
"Como no existe lazo directo entre el centro intelectual inferior y el centro intelectual superior, la cultura intelectual —objeto casi exclusivo de nuestra formación—no puede conducirnos hacia los planos superiores de la conciencia. A pesar del refinamiento de su inteligencia y sean cuales fueren la extensión y la profundidad de los conocimientos que ha adquirido, el hombre exterior permanece encerrado en el círculo de la razón. La salida sólo es posible por el lado del corazón. Por esta razón la cultura de la vida emocional es el centro de atención de la preocupación y de los esfuerzos exigidos por la enseñanza esotérica. Sin embargo, si la cultura puramente intelectual, racional y positiva no puede conducirnos directamente hacia los planos superiores de la Vida, no por ello debemos pensar que es inútil. Desde el punto de visto esotérico conserva todo su valor y será de gran utilidad al formarse en nosotros la Individualidad. Pero es preciso comenzar por el principio: el entrenamiento del corazón y el refinamiento de la vida emotiva. Una autoridad en la materia. el obispo Teofano el Eremita, es categórico: allí, ni la dignidad ni la erudición ayudan.
"El acceso al centro emotivo superior es el acceso al nivel de conciencia del Yo real individual. El acceso al centro intelectual superior eleva al nivel de Conciencia, que es, por la comunión interior que implica, participación en el Yo universal. Es el fin de la evolución posible para el hombre en las condiciones terrestres, pero es una perspectiva grandiosa."