EL CENTRO MAGNÉTICO

[...]la aparición del centro magnético es susceptible de provocar en el organismo psíquico una profunda modificación. Alcanzado un cierto grado de crecimiento, ese centro establece lazos directos —no ya mecánicos sino conscientes— con cada uno de los tres centros.
Suficientemente consolidados, estos nuevos lazos reemplazarán a los antiguos, que entonces caen. En ese momento el hombre recupera la facultad de tener pensamientos y sentimientos puros, es decir, no sometidos a la mezcla proveniente de la interdependencia mecánica de los centros. En lo sucesivo cada centro podrá trabajar aisladamente pero bajo el estricto control del centro magnético, que asegura la coordinación.
Al tratarse de nuestra naturaleza moral, la aparición y el crecimiento del centro magnético tiene por objeto reemplazar progresivamente elementos de esta naturaleza moral por los elementos correspondientes de la Conciencia. Cesamos entonces de ser víctimas de movimientos impulsivos; nuestra reacción a las impresiones y choques externos se torna más y más reflexiva y consciente. Pero no debemos suponer que una transformación tan radical de la vida interior y exterior puede sobrevenir bruscamente.
[...]Esta evolución aparece como un largo proceso, como un combate ininterrumpido, una sucesión de éxitos y caídas. Más de una vez el buscador sufrirá crisis de desaliento. Más de una vez le parecerá ser arrojado fuera de su propia vida; se sentirá a veces aplastado por el peso de pruebas y dificultades a las cuales se expone en el curso de sus búsquedas. Es comprensible, porque en su enseñanza la ciencia esotérica va más allá de la simple información: apunta, en efecto, a la transformación del ser de quienes la estudian[...]
[…] Cuando, habiendo tomado cuerpo, el centro magnético establece una autoridad incuestionable sobre los tres centros de la Personalidad, el hombre hasta ese momento 1, 2 ó 3 se transforma en hombre 4. A lo largo de esta etapa de su evolución su tarea consistirá en reconocer el modo de funcionamiento de los tres centros psíquicos, asignar a cada uno de ellos el rol que le es propio y equilibrarlos. Así se perfecciona el crecimiento del centro magnético y comienza su desarrollo. Este es función de los esfuerzos conscientes producidos para desarrollar hasta el límite los centros inferiores. A medida que avanza este desarrollo el centro magnético absorbe al centro emotivo inferior al tiempo que se identifica más y más al centro emotivo superior. Cuando los tres centros inferiores están plenamente desarrollados y equilibrados, el centro magnético se identifica definitivamente al centro emotivo superior, arrastrando consigo —y absorbiendo al mismo tiempo— al centro emotivo inferior. De ahí en adelante, el centro emotivo inferior y el centro magnético serán parte integrante del centro emotivo superior.
GNOSIS I, BORIS MOURAVIEFF
El centro magnético es “la sede del discernimiento entre las influencias que conducen al desarrollo esotérico y las que llevan al mundo exterior”1; o en otras palabras, la sede del discernimiento entre las “influencias A” y las “influencias B”. Cuando el Buscador empieza a recibir las “influencias B” de manera continuada, buscándolas, integrándolas en él mismo, comienza a su vez a “saber” discernir las informaciones que le llegan y también, paulatinamente, atrae las influencias conscientes hacia sí para continuar avanzando. Por ello mismo es nombrado centro magnético o centro de gravedad. Uno de los pasos cruciales para el Buscador es desarrollar el centro magnético permanente, pues no es suficiente con intentar atraer las “influencias B”, ya que una cosa es intentar atraerlas y otra distinta es retenerlas y captarlas continuamente sin perturbaciones. El centro magnético requiere de, por decirlo de una manera simple, un mantenimiento constante con tal de que éste sea el maestro que guía los pasos del individuo buscador.